domingo, 19 de junio de 2011

Padre hay uno Solo


Históricamente las madres siempre se han sentido las dueñas del amor de los hijos. Mientras el hombre sale del hogar a "ganarse los porotos", la madre se dedica al desarrollo del apego, el afecto y todo lo que encierra el mundo sentimental de los retoños. Esta idea corre igualmente si la madre también trabaja. Es ella la que se siente con cierta ventaja frente al padre en cuanto a los afectos, cree ser quien conoce mejor a los hijos y quien puede responder mejor ante sus necesidades.

Poco a poco esta idea se ha ido desvaneciendo con los nuevos tiempos. Tuvimos algunas imágenes pop como "Papi Ricky" que nos hicieron ver que los hombres también son capaces de dar la vida por los hijos. O famosos en la TV que hablaban orgullosos de sus hijos, tal cual lo haría una madre. Incluso, creo yo, llegó a ser parte de nuestra moda urbana ver a los hombres con sus pequeños en brazos, muchas veces solos con ellos, disfrutando de la vida familiar que por mucho tiempo les fue permitido solo a las madres.

Mi historia ha exacerbado aun más esta idea. Nacida en una familia matriarcal, hija de una mujer que sola me sacó adelante, era casi obvio pensar que los padres no debían o no querían ser parte del vínculo sentimental con sus hijos. Siempre asumí que al momento de tener un hijo, iba a ser yo quien debería dividir los tiempos para poder cumplir con mis responsabilidades laborales, los quehaceres domésticos y los cuidados de mi bebé. Y creo que en más de alguna ocasión esto fue compartido por mi pareja, quien, a su vez, conoce un modelo familiar similar.

Podemos llamarlo machismo, pero no me suena muy convincente, ya que por ningún motivo encierra una capacidad superior del hombre. Todo lo contrario. Es una convicción de una inutilidad del hombre frente a ciertos temas. Y por ende, una superioridad natural de nosotros, las hembras, de cuidar nuestro nido y darle lo mejor a nuestros cachorros, cuales leonas en la sabana.

Hoy es el día del padre. Llevamos junto al padre de José Manuel 3 meses de experiencia en esta hermosa nueva vida junto a él. Muchas veces he sentido que el orden natural de las cosas ha caído con todo su peso sobre mí. Que soy yo quien debo despertar en la noche, soy yo quien ve su cuerpo cambiar, soy yo quien, con una habilidad desconocida, atiende tres necesidades del Manu a la vez... Pero hoy reflexioné sobre el hecho de que el padre de José Manuel ha escapado al "orden natural". A tenido una dura batalla contra la naturaleza y los dones que las hormonas no le han dado y ha logrado ser una verdadera compañía. Se ha convertido en un león que se levantó de su siesta en la sabana y ha cuidado de sus cachorros y de su leona. Creo que no tenemos roles definidos, sino que somos un equipo inexperto tratando de acertar en esta importante misión. No es que me ayude, sino que ha tomado la responsabilidad de cosas que muchas hombres no han tomado.

Hoy, tras un ataque de llanto de José Manuel, mis nervios colapsaron. Uno se agita cuando no puede manejar bien las situaciones, y se asoman a la mente frases como "y tengo que ser yo la que vea al niño así" o "mientras él (por el padre) hace otra cosa soy yo quien tiene que lidiar con estos gritos" Y mientras en mi cabeza estas frases revoloteaban, vino este padre y me dijo "a pesar de que nos desgasten estos llantos, debemos pensar que nunca más lo veremos así, sonriendo como sonríe hoy" Creo que cumplió su rol a cabalidad. No porque mudara o bañara al Manu, si no porque lo entendió, creo empatía con él, lo protegió y lo amó. Y se encargó que yo también lo hiciera. Logró entrar en esa dimensión reservada solo a las madres. Entró en este mundo sensible y me hizo parte de él, calmandome y dandome ánimos para seguir adelante.

A mi parecer, eso es ser un verdadero padre.

jueves, 16 de junio de 2011

Salir de casa


Se dice que los bebés son dependientes de las madres en su primera etapa de vida, ya que su subsistencia depende de la leche materna y los cuidados que la madre pueda brindarle. A pesar de que desgraciadamente existan casos de niños que crecen sin sus madres cuando guaguitas, es casi impensable imaginarse un bebé sin su mamá.
Pero yo sostengo que a la vez, una madre no puede estar sin su hijo.
Hace pocos días surgió la posibilidad de trabajar unas horitas de reemplazo de profesora. Era una excelente oportunidad. Pocas horas, cerca de casa... Pero no sabía lo difícil que era estar lejos de José Manuel.
Si bien la dinámica del trabajo hace que la jornada pase rápidamente y no te da momento para pensar en algo que no sean las clases, hay momentos en los que recuerdo a José Manuel. Como cuando conecto mi computador al proyector y aparece gigantemente su carita en el fondo de pantalla, y todos los alumnos exclaman: "¡Que hermoso!" "¡Que tierno!"... y en esos momentos mi pecho se aprieta y comienzo a sentir que me falta algo.
Otro momento difícil es cuando debo extraer la leche para almacenarla. Mi deseo de estar amamantándolo y no estar con una maquinita es horrible!
Físicamente siento que sólo puedo vivir si está entre mis brazos, o si mis ojos pueden verlo. No es desconfianza de los cuidados que mi madre le da, es una angustia de no tenerlo cerca.
Creo que José Manuel me gana en esta situación. Si no puede tener mi leche, le dan relleno. Pero cuando yo no estoy en casa, no tengo manera de obtener una dosis de Manu. Dependo de él como nunca pensé que lo haría. Se ha convertido en una parte de mi vida demasiado importante, tanto que angustia.
Antes pensaba que el trabajo me desarrollaba como persona. Pero en estos momentos eso no me interesa. Si bien me esmero en hacer bien mi trabajo, no se puede comparar con mi rol de madre, que es lo único que tiene sentido para mi.
Sé que poco a poco irá pasando esta dependencia. Que en algún momento me "destetaré" del Manu. Yo creo que el es más independiente que yo en esta relación y espero que me enseñe a alejarme de él sin sentir esa desesperación de verlo. Él sabrá hacerlo.

Supermamá!


Estoy convencida que dentro de las cosas que implica ser madre, está el deseo de hacer todo bien. No se si es algo de la naturaleza humana, o social, pero el concepto de madre alude a perfección. Una madre no debe equivocarse, una madre lo puede todo, una madre te protege de todo.... Y de repente tu hijo de 2 meses se enferma. Primera caída de la capa de superhéroe.
Quizás esta bronquitis pasará al olvido cuando llevemos años de resfríos, noches de fiebre y dolores de guatita, pero cuando ocurrió, sencillamente fue mi primera frustración de no poder proteger a mi hijo de todo.
Muchas veces le dije a mi mamá que no se preocupara cuando yo estaba enferma, o incluso encontré exagerada su reacción cuando me operaron, pero ahora lo comprendo mejor, muuucho mejor. Es realmente angustiante no poder darles siempre bienestar, y el sufrimiento de los hijos se vuelve propio, y multiplicado por 1000. Cada tos, cada queja, cada respiración dificultosa parece que saliera de mi cuerpo. Podría decir que también me afiebré, también tuve mi nariz congestionada y mi pecho apretado. Y en esos momentos deseas tener una varita mágica o superpoderes para quitarle ese sufrimiento, ser la mujer maravilla y llegar rápidamente con la solución. Bueno al igual que con la alimentación de mi hijo, la solución no la tenía solo yo. Tuve que darle la misión a un inhalador y unas gotitas que nos ayudaron mucho... creo que fuimos algo así como la liga de la justicia.
Prefiero no pensar cómo será cuando esos sufrimientos sean más profundos. Cuando José Manuel conozca la frustración, la pena, la rabia. Cuando alguien lo desilusione, cuando se enamore y no sea correspondido, cuando no sea capaz de algo aunque lo intente...
Creo que tendré que ir "curtiendo el cuero", porque para esos momentos necesitará algo más que un inhalador o una madre preocupada....

...Ya estoy cosiendo mi capita de superhéroe para esos momentos... aunque sé que nuevamente se caerá.